Santo Tomás impulsa segunda versión del proyecto “Salas Cerebro-compatibles” en la Escuela Básica Quilamapu de Chillán
La Escuela Básica Quilamapu de Chillán fue el escenario donde el Instituto Profesional Santo Tomás sede Chillán, a través de su carrera de Psicopedagogía, desarrolló la segunda versión del proyecto “Salas Cerebro-compatibles”, una iniciativa de innovación social que busca promover la inclusión, la regulación emocional y un aprendizaje más significativo entre los estudiantes.

El proyecto, implementado durante el segundo semestre de 2025, incorporó elementos sensoriales y estrategias de neuroeducación en todas las aulas del primer ciclo básico, ampliando así el trabajo iniciado en su primera versión con educación parvularia. El objetivo es crear entornos más empáticos, seguros y adaptados a las necesidades emocionales de los niños.
El rector de Santo Tomás Chillán, José Luis Franco Montaña, destacó que la iniciativa refleja el sello institucional y el compromiso de la institución con el territorio:
“Buscamos reducir brechas en la educación, fortaleciendo la innovación social y la formación integral de nuestros estudiantes. Este tipo de proyectos nos permite vincularnos activamente con las comunidades educativas y aportar a una educación más inclusiva y humana”, señaló.
Por su parte, el director de la Escuela Básica Quilamapu, Gustavo Oyarce Jilabert, valoró el impacto del proyecto en el aprendizaje y la convivencia escolar:
“Estamos muy contentos con cómo se ha desarrollado esta experiencia. Ha sido un verdadero aporte para nuestros estudiantes y docentes, y esperamos seguir avanzando de manera aún más unida”, afirmó.
La líder del proyecto, Karen Figueroa Reyes, explicó que la segunda versión permitió extender la instalación de los espacios sensoriales a todo el primer ciclo básico:
“Queremos que los estudiantes cuenten con más estrategias para sentirse regulados, seguros y tranquilos en el aula. Los resultados de la primera versión fueron excelentes, y esta ampliación reafirma nuestro compromiso con la educación inclusiva”, expresó.
También participaron activamente las académicas Karla Navias, Silvana Saavedra y la propia Figueroa, junto a estudiantes de Psicopedagogía que acompañaron a los docentes en el uso de los recursos sensoriales. “En esta segunda etapa —comentó la estudiante Catherine Rubio Garrido— acompañamos a los profesores, explicando el uso correcto de los elementos y promoviendo nuevas formas de enseñanza más respetuosas con la diversidad.”