Estudiantes del Santo Tomás brindan atención a más de 50 personas en condición de postradas en Chillán.

El Programa de Dependencia Severa de los cesfam Ultraestación y Los Volcanes recibe el apoyo de estudiantes y docentes

(Prensa IST- Chillán, 3/11/23) Javier Ramírez Mejías, un joven de tan solo 20 años ya no recorre las calles de Chillán ni del mundo. Un trágico accidente de tránsito, donde un conductor ebrio impactó contra su cuerpo, lo dejó en estado vegetal. Para complicar aún más su situación, recibió un diagnóstico de cáncer. Él y su hermana, Constanza Ramírez, quien se convirtió en su cuidadora, son beneficiarios del Programa de Dependencia Severa que se lleva a cabo en los centros de salud familiar (Cesfam) Ultraestación y Los Volcanes. Este programa cuenta con la participación de docentes y estudiantes del cuarto semestre de la carrera de Técnico en Enfermería del Centro de Formación Técnica (CFT) Santo Tomás, sede Chillán.

Constanza Ramírez compartió la importancia de la contribución de los estudiantes y docentes: «Ingresamos al programa en condiciones de postrados y, recientemente, se incorporaron estudiantes de Santo Tomás. Nos visitan semanalmente, realizan curaciones, brindan consejos sobre masajes y posturas, y nos ayudan en el cuidado diario. Su ayuda ha sido invaluable, ya que el cuidado de una persona postrada es extremadamente complejo. Estoy muy agradecida por la asistencia que recibimos».

Sobre el impacto en Chillán de esta acción, Claudia Vargas, jefa de la carrera de técnico en Enfermería del CFT Santo Tomás, detalló “como esta acción es una actividad de formación curricular, todos nuestros estudiantes del cuarto semestre de la carrera deben realizar esta práctica, en este momento tenemos una rotación de 74 alumnos, que van a distintos domicilios en  la comuna, además esto es un trabajo que realizamos como institución educativa junto a los cesfam de Ultaestación y Los  Volcanes, lo que se traduce en una atención directa a más de 50 personas en condición de postrados  y que las cifra se multiplica cuando sumamos a los cuidadores o familiares que asisten a  los paciente”.

Sin embargo, esta experiencia fuera de las aulas, donde la academia se encuentra con la realidad, fue evaluada positivamente por Victoria Valdebenito Rojas, una de las estudiantes del cuarto semestre de la carrera de Técnico en Enfermería de Santo Tomás y una participante activa en estas visitas domiciliarias.

«Antes, en esta práctica, nos enfocábamos principalmente en realizar procedimientos en diferentes pacientes. Ahora, se nos brinda la oportunidad de trabajar en un entorno distinto, que es diferente a estar en un cesfam o un hospital. Aquí, podemos tomar decisiones de manera más autónoma y hemos aprendido a jerarquizar nuestras acciones. Además, esta experiencia nos permite no solo atender al paciente en sí, sino también a su familia. Evaluamos sus redes de apoyo y observamos cómo el cuidador atiende al paciente», comentó Valdebenito Rojas.

Desde una perspectiva profesional y académica, Dina Arzola, enfermera y docente supervisora de prácticas curriculares de los alumnos de Técnico en Enfermería de Santo Tomás, señaló que las personas que reciben estas visitas son completamente dependientes del cuidado de otra persona y han perdido la capacidad de desplazarse. Por lo tanto, reciben todas sus prestaciones de salud en sus hogares, lo que implica una atención integral que abarca no solo las necesidades físicas, sino también las emocionales, sociales y del entorno. Estos aspectos son más evidentes cuando se abordan desde la perspectiva familiar, lo que no siempre es posible en una atención en consultorio médico.

Además la profesional de la salud, destacó  “la importancia desde el punto de vista pedagógico de tener la oportunidad de realizar estas visitas domiciliarias es prestar diversos escenarios y realidades en los cuales los estudiantes puedan desarrollar la habilidad en la detección de problemas y cómo abordarlas desde su rol como técnicos en enfermería, además de  potenciar el trabajo en equipo y las comunicaciones, ya que necesariamente se tiene que informar de manera clara y oportuna a los demás profesionales de salud para que puedan intervenir en aquellas áreas que está fuera de su rol de técnicos en enfermería”.

Más de 200 horas de preprácticas curriculares tendrán los estudiantes de Registro e Información Biomédica del Santo Tomás.

Estudiantes fueron investidos con la credencial que los distinguen como alumnos en período de formación

(Prensa IST- Chillán, 3/11/23) Una ceremonia donde la tradición familiar reinó fue que la que acompañó a Jacqueline Rebolledo, madre de un profesional universitario y una hija en período de formación. A sus 47 años es cursante del segundo año de la carrera de Técnico en Registros e Información Biomédica, ella fue investida por los representantes de las instituciones Santo Tomás, junto a 17 compañeros más quienes a la fecha realizan sus preprácticas curriculares en el Centro de Salud Familiar (Cesfam) Violeta Parra y en la Clínica Andes Salud.

Rebolledo hoy con su credencial en mano, ve hacia atrás y recuerda: “al principio sentía que no iba a poder estudiar por mi edad, porque uno siempre se va poniendo trabas y va diciendo, no puedo. Pero la motivación de mis hijos me impulsó, ellos me dijeron, ¨mamá usted puede, usted es inteligente, le va a ir bien´.  Y me creí eso, y ahora estoy aquí”, manifestó la estudiante investida.

Sobre este ejemplo Kurt Schweitzer, director académico de las instituciones Santo Tomás sede Chillán, en el contexto del acto de investidura comentó: “Nuestra institución tiene entre sus sellos excelencia y esfuerzo, respeto e inclusión, así  que como la estudiante Jacqueline Rebolledo ha logrado hoy investirse y dar inicio a sus preprácticas curriculares, son muchas las historias de personas que han pasado por nuestras aulas y hoy son profesionales, cambiando así sus vidas y el destino de su familia e incluso transformando su entorno”.

En tanto, Priscila Hernández, jefe de la carrera de técnico en Registros e Información Biomédica, explicó: “los estudiantes cumplirán con 212 horas de preprácticas curriculares y han sido distribuidos entre el Centro de Salud Familiar (Cesfam) Violeta Parra y Clínica Andes Salud, acotó la profesional.